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lunes, 4 de mayo de 2020

ESCUELA DE PADRES SAC

ARTICULO: EN ESTOS TIEMPOS DE CRISIS Y CONFINAMIENTO OBLIGATORIO
¿CÓMO SE AFECTAN LOS NIÑOS?

Estar muchos días encerrados en casa puede hacer que nuestro estado de ánimo varíe, que unos días estemos más optimistas que otros, que suframos momentos de tensión, estrés ansiedad. Esto puede pasar en los adultos pero ¿qué ocurre con los niños? ¿pueden llegar a sentir estos sentimientos? ¿cómo les afecta a ellos el confinamiento?

“Al igual que para los adultos, para los niños el confinamiento es una situación novedosa que no han vivido nunca y a la que tienen que adaptarse”, explica Cristina Aristimuño de las Heras, psicóloga del Centro TAP Tratamiento Avanzado Psicológico. Toda esta situación, “supone un cambio de hábitos y rutinas y los niños, como los adultos, necesitan un tiempo para amoldarse a las nuevas circunstancias”, indica.
No obstante, afirma, “los niños tienen una gran capacidad de adaptación y resiliencia de la que muchas veces los adultos no somos conscientes”. Esto, según la experta, “hace que, en muchos casos, los pequeños incorporen estos cambios mejor incluso que los propios adultos”.
Ana Jiménez-Perianes, psicóloga general sanitaria, experta en niños y adolescentes, y profesora de la Universidad CEU San Pablo, en Madrid, dice que los niños tienen una gran capacidad de adaptación y esto hace que sea un importante factor de protección en ellos”.
Según la psicóloga, esta situación de confinamiento  “es similar a cuando comienzan cualquier etapa nueva (guardería, transición u actividad extraescolar) pero con la ventaja de que están los padres con ellos y que son sus figuras de seguridad”.
Aunque los menores se adaptan mejor a los cambios, es importante tener en cuenta que, en ocasiones, es inevitable que presenten signos puntuales como “irritabilidad, desánimo o mal comportamiento”, indica Aristimuño de las Heras.
Suelen darse por momentos, pero, “si se mantienen en el tiempo, se presentan con alta recurrencia y/o una intensidad muy elevada o interfieren en la dinámica familiar”, es mejor consultar a un especialista. 
En estos momentos es donde se recomienda en todo momento, “tener paciencia y, si se pierde en un momento determinado no hay que culparse”. 
Aquí el decálogo de la paciencia y unos tips para tener en cuenta: 


Afectación por edades

La edad de los niños es clave para saber en qué medida les afectará esta nueva situación y de qué forma. Según explica la psicóloga de la Universidad CEU San Pablo, “aquí es necesario atender al desarrollo evolutivo de los menores, ya que cada rango de edad tiene asociado un nivel de desarrollo cognitivo, emocional y social diferente, por lo que, en función de todo esto se presentarán unas necesidades diferentes que debemos tratar de cubrir y que nos explicarán las diferentes repercusiones que, según el grupo de edad, tendrá el encierro para los menores”. 
Así, en el caso de los más pequeños, “es previsible que una de las dificultades principales sea el no salir a la calle, ya que no podrán canalizar toda su energía de la manera en que lo hacen habitualmente (corriendo, saltando, con un balón, etc.)”. 
Esto puede ser un problema, no obstante, en opinión de la experta, “a nivel social no presentarán tantas necesidades ya que, aunque suelen interactuar con muchas personas, éstas todavía no tienen un papel esencial en la conformación de su identidad”. 
Esto no significa que no vayan a echar de menos a la familia extensa, a profesores o a  amigos, pero “en esta franja de edad no será tan significativo el hecho de no poder acceder a ellos, porque sus necesidades estarán cubiertas en casa”.
¿Qué ocurre con los más mayores? A partir de los 8-9 años, “aparecen los sentimientos de pertenencia grupal, por lo que el grupo de iguales comienza a adquirir un papel muy relevante en sus vidas”, apunta Aristimuño de las Heras. 
Esto “se acentúa de los 12 a los 15 años, cuando la identidad personal se construye a través de la identidad grupal”. De este modo,”las amistades constituyen un elemento esencial en su desarrollo y paralelamente, en la adolescencia, necesitan diferenciarse de la unidad familiar y precisan tener momentos de intimidad y autonomía”, explica.
Por todo ello y teniendo en cuenta las necesidades que se presentan en cada etapa, su consejo para los padres y las madres es “ofrecerles un contexto que permita cubrir esas necesidades y estimular sus intereses, de cara a reducir la probabilidad de que aparezcan consecuencias negativas”.

ALGUNAS IDEAS PARA IMPLEMENTAR....
Algunas ideas serían, por ejemplo, “con los menores de 2-3 años podemos hacer juegos o actividades que estimulen la motricidad fina(manos y brazos) y gruesa(piernas, saltos), en cambio, a un niño de 9-10 le facilitaremos herramientas y recursos para entretenerse como juegos de mesa, computador para ver videos o tutoriales y a un adolescente de 14 le podemos permitir que pueda relacionarse con sus amigos, usar la tablet o el celular, dándole cada vez más intimidad y autonomía”, recomienda la experta de TAP.

Otro consejo que considera muy importante es “hablar con ellos con naturalidad del asunto que nos causa miedo, para saber cuáles son sus dudas y preocupaciones concretas, tratando de resolverlas y tranquilizarlos”. Hay que tener en cuenta que, en edades tempranas (4-5 años), “debido a su nivel de desarrollo, es posible que imaginen que el virus es un monstruo y que se les puede aparecer, pero según van creciendo y cuanto más mayores sean, los niños tendrán un concepto de enfermedad, muerte más ajustado al real y podrá aparecer miedo a que les ocurra algo negativo tanto a ellos mismos como a sus seres queridos”.
Por otro lado, es probable que extrañen a determinadas personas “si los niños estaban habituados a pasar gran parte de su día con sus abuelos o con su cuidadores los echarán de menos", es comprensible que también extrañen el ambiente escolar, sus docentes y compañeros"

Durante el confinamiento puede que manifiesten ansiedad, desmotivación, rebeldía. En situaciones novedosas, los padres somos el espejo en el que se mirarán los niños para saber cómo actuar. Por tanto, es importante que mantengamos la calma y serenidad para dar ejemplo, así los menores estarán calmados. Pero si hay que regañarlos aqui presentamos unos trucos para hacerlo:  


Además de ayudar a los más pequeños a sobrellevar esta situación, también es importante que los padres sigan una serie de recomendaciones, tal y como apunta la profesora de la Universidad San Pablo CEU:
  • Cuidarnos y dedicarnos algo de tiempo para nosotros. Muchas veces priorizamos las necesidades del resto de miembros de la familia a las propias. Pero el hecho de dedicarnos un tiempo a nosotros mismos, aunque sea mínimo, nos ayudará a desconectar y a estar más relajados para enfrentar el reto del confinamiento.
  • Aceptar las necesidades de los menores. El confinamiento será más llevadero si entendemos y aceptamos que los niños tienen unas necesidades diferentes a las nuestras. La convivencia será más llevadera si escuchamos las necesidades de nuestros pequeños y las atendemos, adaptando espacios y momentos.
  • Flexibilizar y rebajar las expectativas. Tendremos que intentar cumplir con nuestras obligaciones, pero recordándonos que no somos superhéroes, por tanto hay que tratar de priorizar lo importante y relativizar lo que no lo es tanto.
  • Compartir “momentos con la familia a través de teléfono o internet ya que no hay que olvidar el contacto social”. Así, pueden hablar con los abuelos, primos o amigos, haciendo uso de videos, audios o videollamadas”.
  • Es buen momento para recordar y retomar juegos en familia o buscar actividades en internet o compartir con otras madres o familiares.

SILVINA INES DIAZ- DOCENTE DE APOYO UAI

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